Entrevista a Arnyanil Mukherjee, 1/2



En febrero de 2015 tendremos disponible en librerías Código de memoria, del poeta bengalí Aryanil Mukherjee (1964), cuya biografía ya os contamos aquí en Aravali. 

No es frecuente encontrar poetas como Aryanil Mukherjee. Ni en bengalí ni en español ni en otras lenguas. Aryanil es un ingeniero de sistemas, un matemático de enorme reputación, que escribe poesía. O quizás sería más correcto decir que es un poeta que trabaja con números, realizando operaciones matemáticas de gran complejidad. También dirige una revista de poesía, Kaurab, y ejerce de puente entre los movimientos culturales de Estados Unidos, su país de acogida, y de Bengala. Su figura es la de un poeta atípico y original, un intelectual que entronca con una de las ramas de conocimiento por las que la India es más conocida: la matemática. Aryanil Mukherjee, en resumidas cuentas, es un verdadero poeta.




 

Su manera de entender la poesía es también particular, una rareza brillante: los poemas no surgen a la manera de la escritura senti-mental heredera del Romanticismo, que de algún modo sigue vigente a pesar de los post-modernismos, sino que son fruto del sometimiento de la creación a determinadas pautas, con el objeto de generar líneas de texto dispares, que conviven y se entrecruzan rizomáticamente dando forma al poemario. Mukherjee se inspira en las técnicas del OULIPO y otras formas de constrained writing para ir entreverando capas de lenguaje, en una forma de escritura que aborda el significado de forma ‘circumcontentiva’, combinando influencias no sólo del ámbito de la literatura sino también del cine, la arquitectura y otras disciplinas. 

La entrevista que aquí os presentamos forma parte de una larga conversación virtual entre Nuño Aguirre y Aryanil Mukherjee. En esta primera entrega, abordamos preguntas relacionadas con su concepción del campo literario y su condición de escritor de la diáspora.

Una de las fotos de Calcuta que figuran en Código de memoria.
 

NA: La mayoría de los poetas, en España, trabajan dentro del campo literario, en departamentos de literatura en universidades o puestos similares. A veces da la impresión que esto limita su ámbito de escritura. ¿Cómo es tu experiencia de escritura desde un campo de especialización aparentemente tan alejado? ¿En tu experiencia, pensar en números o en metáforas son dos tipos diferentes de operación creativa?

AM: Para empezar, hoy en día todas las disciplinas se caracterizan por un exceso de especialización. Con el tiempo me he dado cuenta de que la gente como yo se ha convertido en una minoría. Aquí en EE. UU., por ejemplo, no conozco a ningún poeta vivo que sea ingeniero, ni a ningún ingeniero o matemático que lea poesía contemporánea. Yo soy ingeniero matemático y mi especialidad es la geometría computacional y la creación de redes. Esto me ha ayudado a menudo a traducir un concepto o idea científica, matemática o tecnológica, en poesía –simulacros que han producido reificaciones nuevas en muchos de mis motivos literarios–. La geometría computacional implica un tipo de abstracción que permite simplificar las complejidades de la geometría real. Es como aceptar una metáfora como un objeto real porque es más práctico o conveniente para trabajar con ella. Mi trabajo también me ha permitido entender y apreciar el valor estético de conceptos científicos como simulación, continuo, fragmentación, etc.


NA: La comparación se hace evidente con entre tu trayectoria y la del poeta chileno Nicanor Parra, que estudió matemáticas y se convirtió en un importante ingeniero mecánico antes de fundar el movimiento antipoético. ¿Consideras que tu poesía tiene algo de antipoético, a pesar de las diferencias culturales y cronológicas que hay entre Parra y tú?

AM: Esta es una comparación demasiado grande, que humildemente no puedo aceptar. Estoy seguro de que hay otros poetas contemporáneos en Latinoamérica, Europa o Asia, que tienen una vocación científica además de poética. En el este de la India, varios poetas tienen una relación profesional con la ciencia y la tecnología, pero solo unos pocos reflejan ese tipo de habilidades y valores en su poesía.
En mi caso, no he llevado a cabo un esfuerzo consciente para desbaratar el flujo natural de ideas y palabras, ni un esfuerzo significativo en negar tradiciones líricas establecidas y promulgar valores antipoéticos. Así que, aunque admiro a Parra, Tzara, Holub y Enzenberger, siento que poetas como Neruda, O’Hara, Machado, Paz, Bonnefoy son realmente inspiradores. En realidad, lo que sucede es que hay otras inclinaciones que impulsan mi proceso creativo –hay en mí un interés voraz por otras disciplinas, tradiciones poéticas en lenguas extranjeras, además del cine, en el que me encanta sumergirme.


NA: En tu breve historia de la poesía bengalí explicas que la poesía bengalí contemporánea es muy diversa, y que ya no está limitada geográficamente pues ya no pertenece exclusivamente a Bengala. Varios poetas importantes como tú escriben fuera de los límites físicos de Bengala. ¿Cómo se relaciona tu escrtura tanto con la tradición clásica bengalí (Tagore y compañía) y el ambiente contemporáneo?

AM: Es una pregunta de altura, difícil de responder con brevedad. Pero lo intentaré. En primer lugar, Tagore no ha tenido ninguna influencia en mi, ni la ha tenido ningún otro poeta bengalí, exceptuando a Swadesh Sen y Binay Majumdar, que vagamente influenciaron mis primeros años en India. El lenguaje poético, sea donde sea, es un continuum mucho mayor y yo trato de mantenerme cerca de él. Debido a que el contenido conceptual y la estructura de mi poesía puede resultar difícil al lector medio, evito experimentar demasiado con el lenguaje. También hay, probablemente, un interés transcultural, en parte motivado por el hecho de que soy un escritor de la diáspora; esto me permite relacionarme más fácilmente con la escena cultural internacional. De nuevo, el cine juega un papel fundamental, al infiltrar(me) fluidos transculturales de todas partes.

 
Chaturangik / Squares; escrito en colaboración con Pat Clifford. 



NA: Continuando esta discusión, hay algunos intelectuales que rechazan la idea de una escritura ‘de la diáspora’, argumentando que esto crea una falsa dicotomía. ¿Cuál es tu opinión al respecto?

AM: Rechazo este argumento. Muy al contrario, añadiría que incluso dentro del gran río de la diáspora, existen varios riachuelos formados por ‘diásporas interiores’. La escritura se convierte en una función de nuestros espacios vitales y geográficos, tanto como nuestras historias personales. La literatura de la diáspora, en la mayoría de los sitios, es mucho más que una ‘literatura de visitantes’, y a menudo sufre un genuino estado de desarraigo y es criticada de forma somera y sumaria. He escrito un ensayo (del que publicaremos algún extracto en cuanto se traduzca del bengalí) en el que comparo las experiencias de la India de Octavio Paz y de Allen Ginsberg, quienes coincidieron durante la década de los 60 y que vivieron vidas muy diferentes.
La indiferencia viene de la mano con el rechazo. Las polémicas postmodernas en EE. UU. ignoran completamente la figura de Federico de Onís, que fue de hecho una de las primeras voces de la literatura crítica postmoderna que mejor se definió.


NA: En el contexto hispánico, los estereotipos sobre la sociedad y la cultura india siguen aún muy presentes. La India Eterna –espiritual, arcaica, etc.– y la India Emergente, llena de contradicciones –pobreza endémica y cohetes a Marte– son los dos polos que articulan las imágenes del subcontinente, tanto en periódicos como en novelas y cine. ¿De qué manera tratas de romper estos poderosos estereotipos en tu escritura poética?

AM: Los elementos fácilmente identificables conforman la textura superficial en cualquier cultura. Si le preguntas a la mayoría de indios cultivados sobre España su respuesta se reducirá a las corridas de toros, Picasso, Franco, y en el caso de los cinéfilos tal vez Buñuel y Almodóvar. En cuanto a mi poesía, es difícil ser imparcial en el análisis, pero en cualquier caso tengo dudas de que mi trabajo pueda ser calificado de ‘indio’. Soy un escritor digresivo y discrusivo, que busca constantemente fracturas, contradicciones, imperfecciones, con las tachaduras y las dudas interiores; un escritor que pretende pasar por encima de los pliegues y las fronteras entre lenguas, geografías, culturas y epistemes. Si hay algo de ‘indianidad’ en todo eso, sería tan sólo ‘trans-india’. O como dijo un crítico bengalí a propósito de uno de mis poemarios, ‘geopoética’.


 .....................la entrevista continúa....................

Os dejamos con este intrigante vídeo inspirado en Código de memoria. Hasta pronto.








 








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