'Prosas no tan profanas', por Subhro Bandopadhyay

Comenzamos una serie, 'las prosas no tan profanas, escrita por Subhro Bandopadhyay, acerca de la(s) poesía(s) de la India contemporánea. Reflexiones acerca del significado del lenguaje poético, de las distintas posibilidades de contemporaneidad no occidental que nos proponen los poetas del subcontinente. Muchos de los autores que se mencionan aparecerán publicados en la colección Aravali de poesía de la editorial Amargord.

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© Paloma Serra


Una senda polvorienta

Llevo un buen rato leyendo a Matsuo Basho: sus técnicas y su gran maestría le permitieron escribir algo realmente diferente a lo que solemos leer en la poesía del siglo XX y la poesía de nuestro siglo. Cada vez la poesía me parece más un camino solitario que lleva hacia una casa; o tal vez es una senda polvorienta, muchas veces es un viaje sin rumbo, pero sé que hay una casa, aunque esté escondida: la casa del lenguaje, la casa de las palabras.

¿Cómo es el camino? ¿Cómo es la senda? ¿Qué se ve? ¿Qué se siente? La respuesta es compleja. ¿Cómo es este camino en mi país, la India?

Hace ya 15 años, yo andaba buscando respuesta a una pregunta que me tenía masticado los huesos durante los años de aprendizaje de poesía: la reacción o la interacción del individuo y la sociedad. Para un occidental la respuesta es fácil, pero a mí no podían satisfacerme las respuestas dadas en los libros o obras maestras de la poesía occidental. No me satisfacían las explicaciones establecidas que me empujaban a aceptar una división fundamental entre la poesía y la política. No encontraba ninguna salida de la poesía híper individualista en mi entorno, esa poesía me parecía falsa.  Llegué hasta la pared blanca de la existencia, que ya no me podía llevar a ningún lado.

Así que dejé de escribir, dejé de masturbar la misma retórica que ni siquiera me daba las señales de mi vida ni de mi entorno, y que había estado practicando durante cuatro años.

En el año 2002 se publicó una antología de la poesía de Namdeo Dhasal, el gran poeta marathi (lengua hablada en el suroeste de India, cuenta con 90 millones de hablantes) en bengalí (la lengua sexta más hablada del mundo cuenta con unos 250 millones de hablantes), y por primera vez leí algo que me hablaba de mi entorno: 

“Yo soy una úlcera venérea en la parte pudenda del lenguaje.
El fantasma vivo que asoma por los ojos tristes, lamentables
Me han sacudido”

El gran poeta dalit Namdeo Dhasal (1949 - 2014)

Era una respuesta bien clara a mi pregunta, y ahí en ese punto empecé comprender lo que yo buscaba.  Luego descubrí la poesía de América Latina y la de Europa del Este, la poesía impura, descubrí que lo político no siempre es público, la división binaria entre lo personal y lo público no siempre existe, eso  sí la poesía siempre es del individuo, pero ¿qué hace el individuo en el medio la turbulencia? ¿Qué hace tiempo de ese individuo?  

La apertura que me regaló maestro Dhasal me llevó a conocer muchos otros poetas a lo largo de los siguientes quince años, y ahora me hace pensar que hay una casa al final, pero el camino nuestro, la senda nuestra, la polvorienta que nos lleva hacia ese hogar pasa por un bazar abierto de mi país. Por eso nuestra poesía no es la más pura.



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