Poemas de la lluvia
El tiempo gana, de Binoy Majumdar
He perdido esta lucha. El tiempo gana.
Llovió anoche - o simplemente
deseé que lloviera mientras dormía?
La lluvia ahora descansa en los charcos, espejos para el cielo,
para que se afeite su espuma de nubes,
mientras fermenta mosquitos, insectos.
Todo lo que fue delicia y alimento
anoche en la boca,
se ha convertido en un cuento sórdido esta mañana pura,
en putrefacción entre los dientes
que ningún cepillo puede limpiar.
La piedra azul de mi anillo hierve con sed inextinguible.
Temo que el día de mi muerte sea igual a este.
Ranas, de Buddhadeva Bose
Las lluvias han venido, las ranas estallan de alegría.
Están cantando a coro, en claros gritos de júbilo.
Nada que temer hoy: ni sequía, ni escasez de gusanos,
ni mandíbulas de serpientes, ni niños traviesos tirando piedras.
La hierba se espesa como las nubes: las aguas quietas reverdecen los campos.
Cada vez más alto saltan a su breve hora de inmortalidad
No tienen cuello, pero sus gargantas son intensas y abultadas;
¡y qué cuerpos tan brillantes, qué ojos como frías gemas!
Ojos mirando hacia arriba, como meditando profundamente,
extáticos, sin párpado, como los ojos de los sabios mirando hacia Dios.
La lluvia ha parado; las sombras se inclinan.
Sus canciones flotan como himnos en el lento, atento aire.
Ahora el día muere en silencio; pero un lúgubre zumbido
atraviesa el crepúsculo; el fino cielo se asoma a escucharlo.
Oscuridad y lluvia: y nosotros en el abrigo de la cama.
Pero una frase incansable penetra nuestro sueño-
El verso final de su canto místico,
el croac, croac, croac de la última y fanática rana.
Lluvia, de Sankha Ghosh
Así pasan mis días tristes
¡Así brillan mis días felices!
En estos días de lluvia, caminando
recuerdo el día de mi muerte.
De nuevo el campo de la alegría está inundado de agua
¡De nuevo el arrozal de la tristeza está lleno de arroz!
En estos días de lluvia recuerdo
que mi nacimiento es infinito.
Las lluvias han venido, las ranas estallan de alegría.
Están cantando a coro, en claros gritos de júbilo.
Nada que temer hoy: ni sequía, ni escasez de gusanos,
ni mandíbulas de serpientes, ni niños traviesos tirando piedras.
La hierba se espesa como las nubes: las aguas quietas reverdecen los campos.
Cada vez más alto saltan a su breve hora de inmortalidad
No tienen cuello, pero sus gargantas son intensas y abultadas;
¡y qué cuerpos tan brillantes, qué ojos como frías gemas!
Ojos mirando hacia arriba, como meditando profundamente,
extáticos, sin párpado, como los ojos de los sabios mirando hacia Dios.
La lluvia ha parado; las sombras se inclinan.
Sus canciones flotan como himnos en el lento, atento aire.
Ahora el día muere en silencio; pero un lúgubre zumbido
atraviesa el crepúsculo; el fino cielo se asoma a escucharlo.
Oscuridad y lluvia: y nosotros en el abrigo de la cama.
Pero una frase incansable penetra nuestro sueño-
El verso final de su canto místico,
el croac, croac, croac de la última y fanática rana.
Lluvia, de Sankha Ghosh
Así pasan mis días tristes
¡Así brillan mis días felices!
En estos días de lluvia, caminando
recuerdo el día de mi muerte.
De nuevo el campo de la alegría está inundado de agua
¡De nuevo el arrozal de la tristeza está lleno de arroz!
En estos días de lluvia recuerdo
que mi nacimiento es infinito.
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