Los primeros párrafos del 'Código de memoria', de Aryanil Mukherjee


Como prometimos, aquí tenéis las primeras líneas de Código de memoria, el poemario de Aryanil Mukherjee que aparecerá publicado en la colección Aravali de poesía. Un texto que amplía nuestro horizonte de comprensión sobre la literatura en bengalí. Esperamos que os despierte las ganas de profundizar en su poesía.


Los peces muertos flotan sobre los vivos

y un grupo de abejas de toda diversidad. símbolo de nuestras ca- pacidades cognitivas y de almacenamiento. nos avisan de la súbita la liberación de un pez del fondo del mar. cada pez muerto trans- migrado en un libro. un libro sobre la consolidación de la historia. de frutos, carnes, vinos, flores, piedras e intelecto. que los humanos suelen malinterpretar.
como los peces, las abejas tienen habilidades que les ayuda a retener la información, y la experiencia de su acceso. pero la reconstrucción se parece a nuestras cocinas antiguas. manchadas con salpicaduras y ara- ñazos. que ahora se convierten en las calles de Machali Kaman. y las cuatro torres de Chaminar se alzan ante nosotros. entré a la primera torre y eleve la mirada al pasado. es entonces cuando advertí las abe- jas. y algo que ardía lentamente en lo alto. muy despacio de modo que podamos repensar la luz. recuerda cómo la cera crea cuerpo de vela. y por qué. y es este mi prefacio a un álbum de recuerdos.
y
después
llega con familiar zumbido y tremenda confusión. nuestra gran capa- cidad para evocar la miel pérdida tanto tiempo atrás en nuestras vidas. el tacto del plateado ser de aquellos peces muertos nos deja marcas por todas partes. desde las patillas al cabello oculto. una plata devoradora recordándonos que las raíces de toda vida emergen del agua base. la gravedad se duplica en su medio y me arrastra a las abejas negras que viven en los escondrijos de los peces muertos.


el niño del pijama de cuadros y de la blanc gorra de algodón agu- jereada. el niño que se sentó y pintó en el suelo de la primera to- rre. botellas de pintura junto a él. brochas babeando. mira al pasado con nosotros. un pretérito conservado en el tejado por una familia de palomas negras. que arrebataría la memorias de viaje de artistas, hombres y reyes en fragmentos volátiles —pedazos de la cáscara y yeso del tiempo— muestras y pruebas. me lleva a creer que acaso la memoria sea un sentido. crudo, quebradizo y de partículas. diferente de la percepción. como la miel lo es de la dulzura. vice versa.

recordamos los olores que parasitan las calles. una plétora de aromas. su zumbido e intimidad, recordamos. kebabs de algún tipo: shami, boti, kalmi, adana, jammagari, harabhara, lasoni, reshmi, kakori, tikka, tengri, kathi, chapli. toda una gama de tacto y gusto, seres gastronómicos: con sus taxonomías y sus clases derrochadas con elegancia. en ramo frente a las perfumerías. dónde los attars se embriagan en sus vítreas botellas. olas agolpadas de aire fragante. aquella tarde pude ver el bordado en fragmentos la volatilidad de los: un motivo desplegado contra el firma- mento: la memoria es como la imaginación. una colmena llena de pala- bras condenadas a la hibernación. algunos confunden el conocimiento con la música. estos mismos denominan música a miel. las mariposas disecadas hacen reaparecer amores de antaño. como fantasmas.




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